miércoles, 17 de febrero de 2010
¿Qué? (3)
sábado, 6 de febrero de 2010
¿Qué? (Prólogo extemporáneo)
Este es un prólogo que le quedé debiendo a uno de los variados hilos con los que se teje la neurosis en este espacio: la buena escritura. Ha surgido luego de uno de los tantos trasnochos que tuve la semana pasada, cuando volví a encontrar en medio de una maraña de datos, perlas invaluables que demuestran qué tan ilustrados son aquellos y aquellas infelices que nos restregan todo el tiempo su status de brillantes jóvenes profesionales (me muerdo los dedos para no escribir a qué se dedican esos idiotas, por no herir susceptibilidades). Lindos gazapos como "hacerca", "rebicion", y muchos otros que he encontrado y seguiré encontrando, ya que la suficiencia con la que pretenden expresarse estos supuestos eruditos no les deja espacio en el ego ni en el escritorio para una saludable consulta al diccionario.
Lo anterior, sin contar con el creciente daño que se le hace al pobre idioma heredado de los españoles, a través de los canales de comunicación obsequiados por el avance tecnológico (que al parecer se traduce en retroceso neurológico para muchos): mensajes instantáneos de texto, aplicaciones de chat, redes sociales de todo tipo, etc. La ralea del común se ha metido en la reducida cabeza la idea de que estos canales están ligados al inmediatismo, al permanente afán... pero aun no entiendo al afán de qué, ya que generalmente quienes peor los usan destacan en mi percepción por ser una caterva de desocupados. Y al margen de lo inoficiosos que puedan ser, mis experimentos privados me llevan a concluir que me demoro más buscando la forma de echar a perder la ortografía de una frase que si la escribo como la gente decente. Es decir, la moraleja en tal caso sería, que si me voy a demorar lo mismo escribiendo algo bien o escribiéndolo mal, prefiero lo primero. Pero por desgrasia, la tendensia ba en direxion kontraria, mk. EsO dE aNdAr EzKrIvIeNdO vIeN hA tOdA oRa Ez PaRa "ÑoÑoS", gÜoN...
Me indignó leer en un periódico hace tiempo esa última afirmación sobre los ñoños, proferida por un mocoso que supuestamente se ganó un concurso de ortografía. Deduzco entonces que para ese pelmazo, la ortografía es la obligación de escribir como se debe bajo amenaza de ser vulnerado por el orto. Leer la forma tan miserable en que esta gente se expresa, solamente me produce ganas de pasarlos al paredón, y "ratatatatatataa..." (pero muchos de esos iletrados no entenderán qué es una onomatopeya). Ahí les dejo con este dibujito publicitario que debe tener más de cuarenta años, época en la que la gente decente se preocupaba por expresarse sin afanes postizos, demostrando no sólo que sí había pisado un colegio, sino que además no había ido sólo a calentar el pupitre mientras le firmaban un cartón. Se me cuidan...